jueves, 19 de marzo de 2015

El Rebirthing o Renacimiento...NO ES UNA MODA

Han pasado casi vente (20) años cuando tomé el Renacimiento como una forma de vida, y éste llegó y me tocó a la puerta, lo que nunca supuse es que ese encuentro transformaría mi vida para siempre. 
No es preciso detallar aquí el cómo ha ocurrido eso; ya que el propósito de lo que quiero expresar se acrecienta más en la maravillosa herramienta que ha sido, y que sigue teniendo la misma RELEVANCIA en la actualidad.

He escuchado y percibido tantos comentarios  de los que ejercen la Psicoterapia, que a veces no dejo de asombrarme cuando escucho cosas como que el Rebirthing o Renacimiento ya no es la herramienta adecuada porque ahora surgieron las..... o el curso de... y pare de contar toda la "lluvia de nuevas herramientas" que si te van a Sanar de Verdad, que te ofrecen las curas milagrosas y los cambios sin el mayor esfuerzo. "Sólo una limpieza bastará"....

A lo largo de este camino transitado, he comprobado la efectividad de muchas herramientas psicoterapéuticas, pero ninguna tendrá efecto si el tomador de la misma no asume la Responsabilidad de su vida completamente, y haga los "Insight" necesarios para transformar aquello que funciona precariamente en su vida, o que está en un completo desorden.


El Renacimiento o Rebirthing, es una herramienta Poderosa, de transformación profunda, que actúa con la GRACIA DE LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE O CONECTADA, que NINGUNA otra herramienta puede alcanzar... Y esto lo digo desde el Profesional que soy con un sin número de herramientas que he adquirido que me sirven de abanico Integral para ejercer la psicoterapia.


NO ES UNA MODA, si hoy en día hay un profesional de la psicoterapia que diga que tal o cual herramienta ya no sirve o no es la adecuada hoy, no tiene idea de lo que es el camino andado..y menos de lo que es la psicoterapia.

Siempre nos montamos en los hombros de lo que otros han hecho, Vilhem Reich, Alexander Lowen, Sigmund Freud, Carl Jung, Fritz Perls, Bander y Grinder, Claudio Naranjo,Leonard Orr, Sondra Ray, Bert Hellinger y otros tantos que se me escapan en este momento sin disminuir sus aportes a la humanidad. Sería una total desconsideración decir que sus trabajos ya no tienen auge, o que ya pasaron de moda. 
Cada una de las herramientas que ellos dejaron le sirven a la humanidad hasta la vigencia de este tiempo.

                                                                Henry Urbina Omaña
                                                             Sub Director de Educrein

miércoles, 4 de marzo de 2015

La Rivalidad entre hermanos...


Uno de los temas que abordamos con cierta particularidad en la Formación de Renacedores Cuánticos de Educrein, es lo referente a la Rivalidad Fraterna. La hermandad es uno de los más grandes y hermosos regalos de la vida. La llegada de un hermano o hermana debería ser una bendición y no un motivo de crisis, celos o disputas. Sin embargo es lo que suele ocurrir. La solidaridad entre hermanos se despliega en la medida en que los progenitores son capaces de incluir dentro del mismo espacio de amor, contención afectiva, mirada y compromiso emocional a todos los hijos e hijas por igual.


La causa por excelencia que subyace tras las peleas y la rivalidad entre hermanos es la carencia de afecto, tiempo y compromiso emocional que prodigan los progenitores, sin importar el número de hijos de que se trate. Si queremos que se instale la hermandad generosa y solidaria entre nuestros hijos, revisemos con qué recursos emocionales contamos para prodigar amor y cuidados en abundancia.
Desde nuestras propias carencias e inmadurez, a menudo caemos en el error de hacer que los hijos respondan a nuestras expectativas manifestando preferencias sobre aquel que se comporta como esperamos, o hace lo que queremos, cuando lo queremos y como nos gustaría. Así creamos la necesidad de pelear entre los hermanos, para ser reconocidos y no ser excluidos del circuito de amor de los padres.
Otra cosa muy común que genera distanciamiento entre hermanos son las tan lesivas etiquetas que usan los padres para rotularlos. Los hijos aprenden que así son mirados o nombrados (el niño terrible, la niña obediente, la oveja negra, el responsable, el flojo, el buen estudiante, el sociable, el tímido etc…). De ese modo empujamos a los hijos a convertirse en personajes alejados de su real esencia, de su sí mismo,  y el de sus hermanos.
Cuando entre hermanos hay que competir por la escasa mirada, nutrición afectiva o disposición emocional de los padres, la rivalidad se instalará, con lo cual el vínculo se deteriorará desde la infancia y a lo largo de la vida.
Si las necesidades básicas, sobre todo afectivas, de cada hijo y de cada hija son plenamente satisfechas, si cada ser esencial de nuestros hijos es reconocido y es respetado, el terreno quedará abonado para que se cultive la intimidad, la solidaridad y el amor entre hermanos, desde pequeños y para el resto de sus vidas.